Organizar una boda es toda una aventura. Lo sé porque lo vivo junto a muchas parejas cada año. Pero si hay un momento en el que todo debe fluir a la perfección, ese es el día de la boda. Por eso hoy quiero hablarte de la coordinación del gran día o día B, ese servicio que muchas veces se subestima y que, sin embargo, marca la diferencia entre una boda vivida con nervios y una boda disfrutada con calma, emoción y alegría.
¿Qué significa realmente coordinar una boda?
Cuando hablo de coordinación no me refiero solo a tener una escaleta con los horarios o saber cuándo llega el DJ o cuándo empieza la ceremonia. Coordinar significa anticiparse, tener un plan B, saber resolver imprevistos, asegurarse de que cada proveedor sepa exactamente lo que tiene que hacer, en qué momento y dónde. Significa estar al tanto de todo para que vosotros solo tengáis que preocuparos de decir “sí, quiero” y bailar hasta que os duelan los pies.
Coordinar también es cuidar los detalles: comprobar que los nombres del sitting estén bien colocados, que los pétalos estén en sus conos antes de la ceremonia, que la música suene en el segundo exacto, que el ramo esté en el lugar correcto y que el coche llegue a la hora pactada. Es estar ahí, en la sombra, pero con los ojos puestos en todo.
El día pasa volando… y merece ser vivido al 100%
Después de meses (a veces años) de preparativos, el día de la boda llega y, créeme, pasa muy rápido. Merecéis vivirlo de forma plena, sin tener que estar pendientes del móvil, de preguntas, de los tiempos o de si el catering tiene claro el cambio de menú de alérgenos o intolerancias.
Una buena coordinación os libera del estrés. Os permite estar presentes, conectar con vuestros invitados, emocionaros en cada instante, y crear recuerdos inolvidables. Muchas parejas me dicen después: “No sé cómo habría salido todo sin ti”. Y no es por el trabajo visible, sino por todo aquello que se evita gracias a estar pendiente de lo invisible.
¿Quién se encarga de esta coordinación?
Aquí entra mi papel como wedding planner. Ya sea que hayáis organizado todo vosotros mismos y solo necesitéis ayuda para el gran día, o que me hayáis confiado la organización integral de vuestra boda, la coordinación forma parte esencial de mi trabajo.
Antes del día de la boda, reviso todos los detalles con cada proveedor, confirmo los horarios, resuelvo dudas y planifico cada momento. El mismo día estoy desde primera hora en la finca o el lugar de la ceremonia, dirigiendo el montaje, coordinando los equipos, acompañando a los novios y asegurándome de que todo fluya con naturalidad.
Vuestra única tarea ese día es disfrutar
Os aseguro que hay pocas cosas tan satisfactorias como ver a una pareja tranquila, feliz, disfrutando de cada abrazo, cada brindis y cada canción. Porque eso es lo que merecéis: vivir vuestra boda con los cinco sentidos, sin listas mentales ni interrupciones.
Así que, si estáis organizando vuestra boda y dudáis si la coordinación del día es necesaria… la respuesta es un rotundo sí. Porque tener a alguien que se encargue de todo, os permite centraros en lo importante: el amor, la celebración y cada segundo de vuestro “para siempre”.